La protección respiratoria en el trabajo tiene como objetivo preservar la salud de las personas que respiran en ambientes nocivos, es decir en presencia de contaminantes y/o con deficiencia de oxígeno.
Los contaminantes del aire se pueden clasificar en:
1. PARTÍCULAS
Son los polvos, neblinas y humos.
2. GASES
Son los gases y vapores.
Las partículas menores a 10 micrones no son filtradas por las defensas naturales del aparato respiratorio y pueden penetrar profundamente en el organismo depositándose en los bronquios, ganglios linfáticos y pulmones, dando lugar a un conjunto de enfermedades profesionales conocidas como neumoconiosis. Con el paso del tiempo derivan en una disfunción respiratoria severa.
Algunos contaminantes pueden pasar de los pulmones a la sangre y afectar gravemente órganos como el corazón, cerebro, hígados y riñones. Son los denominados sitémicos.
Salvo efectos agudos, la contaminación por vía respiratoria presenta síntomas luego de años de exposición, cuando el daño ya es irreversible.
Dada la cantidad de contaminantes y la diversidad de tareas, el tema es complejo; sin embargo, conceptualmente, sugerimos encararlo en dos instancias generales:
1. Establecer un programa de cuidado del medio ambiente que evite o minimice los efectos contaminantes.
2. Si, realizados todos los esfuerzos del punto anterior, aún hay actividades que por su naturaleza contaminan el aire que respira el trabajador, entonces se debe utilizar la protección respiratoria adecuada (conforme regulciones y normativa vigente).
Factores a tener en cuenta en la selección y utilización del respirador:
Implementar y mantener en el tiempo un programa de protección respiratoria documentado.
Última Actualización: 22/05/2019 13:41